Pensamiento existencialista
de Martín Heidegger en cuanto a los temas: Ser para la muerte, existencia
autentica e inauténtica
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En Heidegger se advierte una
influencia de su maestro Edmund Husserl, de quien toma el método fenomenológico
para sus análisis filosóficos. Originariamente el método fenomenológico
postulado por Husserl se expresa en el principio de volver a las cosas mismas,
a su esencia, frente a todo tipo de cuestiones solo aparentes y nada rigurosas.
E esta forma de pensar, Heidegger incorpora el elemento de una hermenéutica o
interpretación que permita justamente interpretar las condiciones de
posibilidad de los fenómenos.
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La principal obra de
Heidegger es Ser y tiempo (Sein und
Zeit), aparecida en 1927. La segunda parte, prometida, no llegó nunca a
escribirla. Son famosos ensayos como De
la esencia del fundamento (1929), Kant
y el problema de la metafísica y ¿Qué
es la metafísica?, del mismo año. ".
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En la obra de El Ser y el tiempo, Heidegger aborda la
cuestión del ser: ¿qué significa que una entidad sea? o ¿cuál es la razón por
la que hay algo en lugar de nada? En esta aproximación a la cuestión, Heidegger
se coloca entre la tradición de Aristóteles y de Kant, autores que difieren
ampliamente en sus posiciones filosóficas respectivas; no aborda la cuestión
del sentido del ser desde la perspectiva de la lógica de las proposiciones. Su aproximación
tiene implícita la tesis de que el conocimiento teorético no es la más
fundamental y originaria relación entre el individuo humano y los entes del
mundo que le rodea (incluyéndose a sí mismo).
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La filosofía de Martín
Heidegger (1889-1970) es considera por muchos filósofos dentro de la corriente
existencialista del siglo XX. Él nunca se consideró existencialista porque ésta
corriente se interroga por la misma existencia humana, es decir, por el mismo
hombre, y este fin no es buscado por Heidegger, sino únicamente es el punto de
partida para llegar a su búsqueda del ser. Así que, Heidegger no intenta hacer
una antropología, sino más bien una ontología. Sin embargo, en su ontología
postula el ser para la muerte, o sea, que el hombre es un ser finito y
destinado a la muerte.
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Para Heidegger la tarea
fundamental de la filosofía consiste en aclarar, en dilucidar el sentido del
ser. Heidegger encuentra que la vía de acceso al ser es nada menos lo que llama
el dasein, es decir el ser concreto, el hombre mismo. De esta manera, la
realidad primaria, donde el ser aprende con su sentido original es el hombre o
dasein.
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Heidegger nos advierte en "¿Qué
significa pensar?" mediante una frase aguda: "la ciencia no
piensa". Después precisa: "no lo hace a la manera de los
pensadores". No es que quiera simplemente devaluar la ciencia. Considera
como un "mérito" de ésta él no pensar, ya que sólo así se puede
introducir como investigación en un dominio de objetos. Esto arroja luz sobre
el concepto de ciencia que sigue este filósofo. La reflexión sobre metas y
caminos hacia ellas queda eliminada de una ciencia que se conciba así. Pero,
¿qué entiende por pensar a la manera de los pensadores? Heidegger define ese
pensar mediante lo que le da a pensar. De aquello que debemos pensar, dice que
es lo no pensado por todas las filosofías anteriores. "El origen esencial
del ser del ente (de lo que es)". Tiene doble sentido decir que Nada de
eso es representable. Rechazando el pensamiento que representa, Heidegger nos
remite a una representación de la Nada: a un origen esencial que, según sus
palabras, se nos escapa. Esta esencia ausente, ya que se nos escapa, permite
única y exclusivamente "que señalemos hacia ella y al hacerlo nos
señalemos nosotros mismos". "Este señalar es nuestra esencia". Después
de haber entrado sin desearlo en la actitud reverente de personas que dan por
sentado un sentido superior, que va más allá de sus horizontes y al que
comienzan a subordinarse sin pensar, partiendo de una disposición profundamente
arraigada en ellos, retomaremos la pregunta: ¿Dónde hemos ido a parar? Este
pensar a la manera de los pensadores habla abiertamente como un
señalarse-a-sí-mismo, desde una montaña de arrogancia.
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Al abordar el análisis del
dasein, Heidegger considera que este no es una característica o predicado de
algo, sino su propio ser, he aquí su importancia. Ello significa que la
naturaleza propia del dasein consiste en su existencia y no lo aprehendido o
conocido mediante categorías o conceptos, sino por medio de lo que el filósofo
llama existenciarios.
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El hombre o dasein no es el
ser, sino el medio a través del cual se da o se abre el ser; así, el hombre es
pastor del ser.
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En la estructura de la
existencia autentica resultan muy importantes los conceptos (vivencias) de la
nada y de la angustia. Mientras que en la existencia inauténtica, es uno de sus
aspectos ontológicos y no implica una degradación moral. Sin embargo, estas
caracterizaciones que hace Heidegger no pueden ser del todo indiferentes a
valoraciones éticas.
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Para Heidegger la muerte es,
en fin, la posibilidad invencible, la anticipación de la muerte hace del ser
ahí un todo, puesto que todas las otras posibilidades existenciales parecen
subordinarse a ese poder primordial.
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La muerte es la posibilidad
más personal que hay en el hombre, pues es radicalmente inconmutable. Para
Heidegger la interpretación existencial de la muerte devuelve al hombre su
valor autentico y lo lleva a la resolución resignada de morir, que es una
verdadera libertad para morir.
Por otra parte, es menester
reconocer que la muerte es la posibilidad más auténtica de la existencia, ya
que la autenticidad reside ante todo en lo más peculiar e intransferible del
hombre. La posibilidad de morir es tan propia y exclusiva del hombre en
concreto, que impide toda relación con otros seres. La muerte aísla.
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